Mediciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), creado por la ONU, indican que entre 1901 y 2010 el nivel medio del mar (NMM) aumentó 0,19 metros y que hacia fines de este siglo aumentaría entre 0,26 a 0,86 m, mostrando un aceleramiento.
Ante la expansión térmica del mar (el agua se expande a medida que se calienta) producto del cambio climático, responsable del 80% de la variación, y el deshielo de los glaciares, casquetes de hielo y mantos de hielo polares, que contribuyen con otro 15%.
Climate Central (compuesta por investigadores climáticos de ese país) indica que si las emisiones de carbono no se detienen, causarían un alza de 4 °C en la temperatura de la Tierra, lo que elevaría el mar entre 6,9 y 10,8 metros hacia fin de siglo, con lo cual quedarían sumergidos territorios que hoy albergan de 470 a 760 millones de personas.
El escenario más probable es que los países solo cumplan con sus “compromisos nacionales determinados” (NDC) para la reducción de emisiones (las metas comprometidas ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático).
De esta forma, el alza de la temperatura se calcula en 3 °C y la elevación del mar sería de 6,4 metros a fin de siglo. Aun así, muchas ciudades verán inundados los bordes costeros y sus puertos afectados.
Mapas interactivos disponibles en línea y desarrollados por Climate Central muestran cómo en este escenario, en Valparaíso, el mar se acerca a la avenida Brasil; en Antofagasta, al Estadio Regional; en Hanga Roa hasta Atanu Tekena a la altura de Tu’u Maheka, y en Puerto Montt sobrepasa la avenida Egaña y llega parcialmente hasta Antonio Varas.
En Punta Arenas, una de las ciudades más afectadas, sube tan adentro como la avenida Presidente Jorge Montt, alcanzando incluso parte del estadio Ramón Cañas Montalva.
Dan Rizza, del Programa de Aumento del Nivel del Mar de Climate Central, señala a La Tercera que esto finalmente ocurra “dependerá de los distintos escenarios de emisiones, pero se espera que el aumento del nivel del mar asociado ocurra durante un período largo, probablemente siglos”.
Para confeccionar los mapas, Benjamín Strauss, vicepresidente para Nivel del Mar e Impactos del Clima de la misma organización, explica que se usan sensores satelitales, que no distinguen entre tierra desnuda y copas de árboles o techos de edificios.
Todo esto se amplifica las superficies a mayor altura. Esto significa que los mapas generalmente subestiman la cantidad de área que se vería afectada.
Proyecciones de mayor precisión para Valparaíso hechas por Climate Central usando un mareógrafo (que realiza mediciones locales para detectar las diferencias entre el nivel del mar y la tierra) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), indican que el nivel del mar podría aumentar hasta 0,99 metros para 2100 y 3,42 metros para el año 2200.
Estas variaciones del aumento medio del mar dependerán de los escenarios de concentración de carbono y distintos porcentajes de probabilidad.
Patricio Winckler, investigador de la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la U. de Valparaíso (UV), indica que los datos históricos de los mareógrafos instalados en varias ciudades de Chile muestran que la variación del nivel del mar a lo largo del país es irregular, con aumentos y descensos locales.
A partir de datos registrados por el SHOA, junto a profesionales de la UV y la U. de Playa Ancha, se ve que en Talcahuano la tasa de elevación del mar es de 1,5 mm al año y 2,2 mm/año en Puerto Williams.
El lugar con mayor tasa de aumento es Isla de Pascua, con 3,2 mm/año, similar al promedio mundial. En Arica, en cambio, el mar ha descendido a una tasa de -1,4 mm/año.
Se plantea como hipótesis que las diferencias se explican por la variación morfológica asociada a los ciclos sísmicos.
Añade que para Chile, salvo excepciones, las ciudades costeras se emplazan en terrazas relativamente altas, por lo que el impacto de la elevación del mar no sería muy significativo en el mediano plazo (próximas décadas).
Ello exceptúa sectores bajos como urbanizaciones costeras en Arica o La Serena, o ciudades ubicadas en desembocaduras de ríos o estuarios, como Valdivia.